TP60, Mi gran carrera

Carreras recomendadas Crónica

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A diferencia de las carreras de asfalto, muchas carreras de Trail ofrecen el mismo día distancias más largas, e incluso puedes compartir partes del recorrido con ellos. No es de extrañar que en la salida mires con ciertos ojitos a quienes llevan el dorsal de la “ultra” pensando, ¿y si algún día…? De momento lo ves todo muy lejos pero poco a poco cada año te vas animando a alargar las distancias y… pues como todo, llega el momento de dar el salto y pasar de los 42km que, aunque ya nos parecían muchos, vamos a ver que pasa con unos pocos kilómetros más.

Y es cuando te inscribes a tu primera carrera “larga”, si, larga y nadie puede decir lo contrario. He corrido carreras de 30km que llamaban “short trail” (¿Trail corto? ¿Trail pequeño? ¿En serio, pero de qué van?).  Así que inscripción hecha, derrochas ilusión por cada uno de tus poros y por delante un porrón de meses para entrenar porque te has inscrito casi 10 meses antes del gran día. Mantener esta motivación no será fácil, y habrá infinitas dudas por el camino, pero como somos unos motivados, nos vamos apuntando a unas carreritas por aquí y otras por allá para mantener la ilusión bien alta. 

Quizá seas una persona disciplinada y cumplas al 90% o más con tu entrenamiento, pero a los motivados como yo nos cuesta un poco más, y si tenemos el mes de agosto por medio… ¡qué difícil salir a correr con calor! Pero esto como los exámenes, según se acerca la fecha, aunque lo hayas dejado todo para el final, llega el día en el que te pones las pilas, y contra antes lo hagas mejor. 

Así que puestos en faena planificamos los fines de semana que quedan para la gran fecha, tiradita larga por aquí, tiradita para meter desnivel por allí, todos los miércoles meto entreno de fuerza, y a rezar mucho para no hacerte ningún esguince en el último mes. Hasta aquí todo bien, que es lo que nos gusta, pero hay algo realmente importante y que es lo más duro de cumplir, si, seguro que lo estás pensando, ¡la comida! Si realmente quieres ver un cambio y que todo el esfuerzo sea recompensando, tienes que cuidar lo que comes y asegurarte de que todo lo que zampas sea comida “real”. 

Muchos pensarán que demasiado esfuerzo, otros que eso ya lo hacen ellos durante todo el año como estilo de vida, pero en mi caso comer bien me cuesta porque no soy muy fan de las verduras y me privan los dulces. Prueba a quitarte todo el azúcar por unos días y me cuentas que tal lo llevas jajajajaja Pero es que es “tu gran carrera”, a la que has ido de voluntaria y pasado noches enteras sin dormir recibiendo a voluntarios en el avituallamiento, que mientras intentaba leer su nombre en el dorsal para dirigirme a ellos por su nombre y decirles algo para sacarles una sonrisa yo me quedaba con un poquito de la ilusión que transmitían cada uno de ellos al estar llevando a cabo el sueño y la ilusión que les había movido hasta allí.

Y el día llega, como llega todo, y los nervios han hecho que hayas entrenado un montón, y que hayas comido muy bien y saludable durante el último mes. Que tu amiga, que también lo vivió hace unos años, vuelve a compartir tu ilusión y decide levantarse a las 5am para llevarte a la salida que está a 50’ de tu casa. Que te encuentras con muy buenos amigos que llevabas un tiempo sin ver, y otros muchos conocidos. Que el speaker consigue que se te salten las lágrimas a tan solo 10 segundos del pistoletazo de salida y… ¡estás corriendo tu primera carrera de larga distancia (con perdón de los maratonianos)!

Correr “en casa” es una gran ventaja, creo recordar que no hubo tramo en el que no escuché un “¡aupanai!”. Literalmente, me llevaron en volandas durante 60km. No os voy a mentir, hubo tramos por donde corrí, otros por donde tuve que caminar y otros por donde literalmente me arrastré para conseguir salir de allí (por ejemplo, la última subida). Durante mucho tiempo hice mil estimaciones del tiempo que haría, no quería hacer una distancia como esa con el estrés de poder quedarme fuera en todos los puntos de corte, hasta que empiezas a creerte que puedes, empiezas a alargar la zancada en las bajadas, disfrutas con esa sensación de estar unos segundos en el aire, de que tu mente tiene el foco puesto en elegir únicamente la piedra o hueco donde vas a lanzar un pie… Empiezas a ver que estás recortando tiempo sobre la estimación, que tienes piernas para mantener ese ritmo o incluso aumentarlo, los otros corredores con los que te cruzas te animan y te dicen al pasarles “¡qué bien vas!”. Empiezas a pensar, a creerte, que lo vas a conseguir, ya estás cerca, ya es cuestión de tiempo llegar, ya lo tienes. Visualizas en tu cabeza la entrada en meta, se te saltan las lágrimas de la emoción, pero todavía no puedes darlo por hecho porque aún tienes que llegar, e intentas hacerlo lo mejor posible hasta el final.

   

En meta me esperan amigos ya con su medalla y los brazos abiertos para un abrazo, saludo a un montón de amigos que han ido a verme (que afortunada soy) y aunque el speaker casi te vuelve a sacar algunas lágrimas, me tira más el avituallamiento y me lanzo a zampar y beber (aquarius, no os penséis) jajajjaa. 

No he vuelto a sentir esa sensación de alargar la zancada y apoyar los pies entre priedras sin miedo a un esguince como aquel día (que por cierto me hice uno, nada grave, pero a 5km de meta esta historia tan bonita no podía acabar ahí y decidí llegar igualmente a meta). Tampoco he conseguido mejorar el tiempo de muchos de los segmentos en Strava del recorrido, aun cuando entrenando no hago tantísimos kilómetros. Tampoco podré olvidar el abrazo en meta que fue mi motivación para intentar llegar lo antes posible. Fue “mi gran carrera”, y como os podréis imaginar, al año siguiente volví, y este año vuelvo otra vez, porque el Gran Trail de Peñalara, la fiesta del Trail en Guadarrama, tiene algo que enamora.  

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